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Crisis existencial: Qué es y cómo afrontarla

En este artículo hablaremos sobre las crisis existenciales. En primer lugar, se definirán y también se dejará en claro las causas y los síntomas de las mismas. Luego, abordaremos las distintas categorizaciones que proponen diferentes tipos de crisis existenciales. Por último, propondremos una forma de lidiar y superar los momentos de crisis a través de ciertas herramientas de afrontamiento.

¿Qué es una crisis existencial?

Una crisis existencial surge cuando la persona no le encuentra sentido a su vida. Siente que no tiene dirección ni rumbo y que simplemente avanza por inercia. La crisis supone un momento de cambio en el que la persona, en un principio, se está resistiendo, ya sea por comodidad, miedo o incertidumbre. 

Este tipo de crisis no discrimina entre estrato socio-económico, ni género, ni ninguna categorización, sino que cualquier persona puede entrar en este estado cuando su vida parece dejar de pertenecerle.

La crisis existencial suele aparecer cuando el crecimiento personal se ve estancado, por una u otra causa. La persona no suele encontrar el camino, y muchas veces es recomendable una ayuda externa que le brinde una perspectiva distinta de su propia realidad.

Causas de la crisis existencial

Las causas de una crisis existencial pueden ser diversas. A continuación mencionamos las más comunes:

- Envejecimiento
- Separaciones
- Muerte de algún ser querido
- Nuevas responsabilidades
- No encontrar sentido
- Cambios repentinos
- Pérdida de trabajo
- Cambio de carrera universitaria
- Casamiento
- Problemas espirituales

Síntomas de la crisis existencial

Tristeza: uno de los principales síntomas que aparecen cuando estamos cursando una crisis existencial es la tristeza. La tristeza siempre nos indica que tenemos que empezar a mirar hacia dentro, a fomentar la introspección que nos puede ayudar a salir de este estado de confusión. 

Ansiedad: otro de los típicos síntomas de las crisis existenciales es la ansiedad o el miedo. Surge por el hecho de no saber hacia dónde vamos ni dónde estamos parados. Así como la tristeza nos puede ayudar con la introspección, una ansiedad bien canalizada puede ayudarnos a tomar acción y llevar a cabo actividades que nos saquen del estado de crisis en el que la quietud puede dominarnos.

Incertidumbre: la crisis se caracteriza por el no saber; “qué queremos para nuestra vida”; “que es lo mejor para nosotros”; “hacia dónde queremos ir”. La incertidumbre puede ser muy molesta, pero también es parte de la vida y tenemos que aprender a lidiar con ella.

El sin sentido: no encontrar el valor de las cuestiones de nuestra vida nos está diciendo que es necesario un cambio. Avanzar por inercia nos puede colocar en un lugar no deseado y en el que no nos sentimos identificados. Adoptar una actitud de apertura a lo nuevo y tener una comprensión simbólica (integrando con consciencia) de los aspectos de nuestra vida puede ayudarnos a retomar el gusto por el vivir.

Otros síntomas:

- Cansancio mental y emocional
- Apatía
- Problemas en el sueño
- Problemas en la alimentación
- Insatisfacción
- Frustración o sentirse incompleto
- Sentirse incomprendido
- Desmotivación
- Miedo
- Vacío
- Angustia

¿Cuándo suceden las crisis existenciales?

Las crisis existenciales pueden comenzar en distintos momentos de la vida de una persona. Suelen comenzar en la adolescencia, ya que es un momento de mucho cambio al que la persona suele resistirse. El cambio siempre asusta, porque supone dejar atrás algo viejo para abrazar lo nuevo. En este caso, por ejemplo, el niño tiene que dejar de ser niño para pasar a ser adolescente, con su nuevo cuerpo, nuevos vínculos, sus derechos y responsabilidades más cercanas al mundo adulto.

Sin lugar a duda, existen momentos de la vida en que las crisis son más normales, como en la mitad de la vida y en la vejez. De todas formas suelen siempre suceder en momentos que se caracterizan por un cambio importante: “pasaje a la adultez”; “cuando nos independizamos”; “cuando pasamos a convivir con nuestra pareja”; “cuando nos comprometemos con una nueva iniciativa en el ámbito que sea”, etc. 

Sin embargo, más allá de esos momentos típicos, las crisis pueden aparecer en cualquier momento, y posiblemente suceda cuando la resistencia al cambio y a lo nuevo está siendo más fuerte que la energía de la transformación. El problema reside en que esto viejo que hay que soltar supone un sacrificio y, por tanto, un dolor muy fuerte. Pero para integrar lo nuevo tenemos que aprender a soltar lo que ya no nos satisface de nosotros mismos o del otro.

Tipos de Crisis Existenciales

Pueden existir diferentes categorizaciones con respecto a las crisis existenciales. Por un lado, tenemos la típicas crisis que se corresponden con cambios que suelen suceder a ciertas edades: 

Crisis de la adolescencia: se sufre por los cambios del desarrollo corporal, se abandona el “ser niño” para pasar la transición a la vida adulta.
Crisis de los 20 años: se caracteriza por cuestionamientos entorno a la identidad.
Crisis de los 30 años: suele corresponderse con dudas sobre la vida profesional y la vocación.
Crisis de la mitad de la vida: luego de estar establecido en la vida profesional y ser consciente de la propia identidad, se empieza a tener más interés por el mundo interno y, por tanto, se comienzan a valorar otras cosas que antes habían sido relegadas.
Crisis sobre la muerte: llegando a la ancianidad es el momento en que la muerte y las incertidumbres de la misma se hacen presentes con más fuerza.

También, existe otra categorización para comprender las crisis existenciales que pueden atravesar las personas.

Crisis por golpe inesperado: en este tipo de crisis, el estrés precipitante es real, único, manifiesto, imprevisible, y surge de fuerzas ajenas al individuo y al sistema familiar. Por ejemplo es el caso de un incendio, una guerra, una enfermedad, un accidente, etc.
Crisis de desarrollo: son aquellas que ocurren en respuesta a las etapas normales del desarrollo, la clase de cosas que todos deberíamos esperar y para las que deberíamos prepararnos. Estos tipos de estrés son universales y, por lo común, manifiestos; deberían ser previsibles, pero algunas personas les oponen resistencia, como si pudiesen evitarlos a voluntad, en vez de adaptarse a ellos.

Dentro del ámbito familiar:

Crisis estructurales: un defecto de la estructura familiar la hace resistente al cambio y propensa a sufrir problemáticas internas cada vez que este cambio parece acercarse. Una crisis puramente estructural es aquella en la que el estrés surge de la misma estructura familiar antes que de fuerzas externas o de etapas del desarrollo más o menos inevitables en todas las familias. 
Crisis de cuidador: con el tiempo, estas familias pueden elaborar una red de cuidadores que les prestan determinados servicios para protegerlas de los cambios. Los cuidadores (que no son miembros de la familia, sino parientes, amigos, terapeutas o agencias de asistencia social) asumen ese rol movidos por el deseo de ser auxiliadores, salvadores y hasta poderosos, por lo que, en principio, el cuidador necesita de la familia tanto como ella de él. A la larga, la familia se vuelve más dependiente, el cuidador pierde el interés o la paciencia, y la relación se desequilibra. La crisis del cuidador ocurre cuando este se echa atrás, no está disponible para atender una crisis familiar o cambia de rumbo e intenta curar a la familia más que protegerla. 

Cómo salir de una crisis existencial

Cómo hemos podido ver, las crisis existenciales acarrean una serie de síntomas que pueden ser muy desagradables para quien la está viviendo. A nadie le gusta sentirse triste, o cursar estados de mucha ansiedad. Claramente esto no se siente bien. Sin embargo, los síntomas son mensajes que no podemos dejar de atender.

Si entendemos que estos mensajes están por algo, y que puede existir una forma creativa de vivenciarlos, posiblemente la crisis termine desencadenando una transformación necesaria y muy importante para el crecimiento personal. Superar una crisis nos termina, siempre, fortaleciendo

Siempre es muy recomendable acudir a una ayuda externa, como un psicólogo profesional, ya que se dedican a resolver este tipo de cuestiones de vida. Hay corrientes psicológicas que estudian estos momentos y la mejor forma de poder afrontarlos.

De todas maneras, pueden haber ciertas formas de poder afrontar mejor este momento tan difícil de la vida.

Herramientas de afrontamiento

- Comprender los síntomas de manera creativa
- Vivir la vida simbólicamente
- Aprender a soltar
- Fomentar la introspección
- Aprender a lidiar con la incertidumbre
- Experimentar sin miedo a equivocarse
- Ser sinceros con nosotros mismos

Conclusión

Es muy importante tener en cuenta que hay ciertas crisis existenciales que son inevitables. El hecho de resistirnos a las mismas solo hace que éstas se vivan con mayor desesperación, ansiedad y tristeza. Las crisis, como hemos dicho, suponen un cambio, y por tanto, el sacrificio de algo viejo y ya innecesario. El descartar lo viejo e integrar lo nuevo es lo que la crisis está pidiendo. Por más doloroso que sea, el ser capaz de enfrentarla y abrirse a lo novedoso va a desencadenar una transformación creativa en la persona. De las crisis solemos salir, si las superamos, no solo más fortalecidos, sino que siendo un poco más nosotros mismos.

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