Muchísimas personas sufren de acné en algún momento de su vida, generándoles vergüenza, inseguridad y hasta baja autoestima. Y aunque algunos aprenden a sobrellevarlo en la pubertad, hay quienes comienzan a sufrir de acné en su etapa de adultez.
No solo la genética puede ser la causante de este tipo de problemas, los cambios hormonales, la exposición a ciertos productos y el exceso de estrés, puede producir acné.
En el caso de los granos por estrés, suelen caracterizarse por ser pequeños, rojos y muy dolorosos. Aparecen frecuentemente en la zona T del rostro, ya que es el área más grasa de la cara. También pueden brotar en la espalda, el pecho y los hombros.
Lo cierto es que, en cualquier caso, los granos son realmente molestos e incómodos para todas las personas. Por esta razón, es importante determinar las causas que lo provocan y así tratarlos de la mejor manera.
El estrés es algo inevitable en la vida de cualquier persona. Siempre existirán momentos de tensión en el trabajo, la vida personal, la escuela, la familia o cualquier otro aspecto de la vida. Pero esto no quiere decir que el estrés no deba ser controlado, pues puede tener un impacto negativo en la salud física y mental.
De hecho, una de las consecuencias de experimentar altos niveles de estrés tiene que ver con los granos. La aparición de brotes de acné es muy común en personas con muchas preocupaciones constantes, especialmente para aquellos con predisposición a esta condición.
Al entender que el estrés se produce cuando se experimentan momentos de mucha tensión, es natural relacionarlo con el aumento de los niveles de cortisol. Y cuando incrementa esta hormona, el cuerpo se encarga de estimular las glándulas sebáceas.
Las glándulas sebáceas son las responsables de producir el sebo, una sustancia oleosa que ayuda a proteger la piel. Y aun cuando este proceso es totalmente normal y beneficioso para el rostro, cuando hay demasiado sebo se convierte en un grave problema.
El estrés aumenta la producción de sebo hasta un punto en que se vuelve excesivo. Y al ser una sustancia aceitosa, obstruye los poros del rostro, lo que crea un ambiente propicio para la proliferación de bacterias que causan el acné.
Además, es importante resaltar que el propio estrés provoca que las personas tengan la necesidad de tocar su cara constantemente. Y este mal hábito empeora los brotes de acné.
En cuanto a los lugares en donde suelen aparecer los granos por estrés con mayor frecuencia, se puede resaltar la zona T del rostro. Pero, el cuello, la espalda y los hombros pueden ser lugares óptimos para abarcar estos brotes de granos.
Asimismo, puede ser de diferentes tipos, como lo son granos rojos e inflamados, espinillas comunes, comedones y hasta puntos negros. Todo dependerá del tipo de piel de las personas y la predisposición que tengan.
El acné por estrés se debe tratar de manera diferente a otras causas de acné. Ya que el estrés es el factor desencadenante de estos brotes, es importante que el tratamiento se centre en dos objetivos principales: reducir el estrés y tratar los brotes de acné.
Con respecto a la disminución del estrés, resulta fundamental practicar actividades agradables. Con el tiempo, una buena rutina saludable puede no solo prevenir los granos, sino también, reducir su gravedad. En este sentido, existen una serie de cosas que pueden ayudar a controlar el estrés y reducir el riesgo de brotes de acné, como:
Establecer límites saludables: No intentar asumir demasiadas responsabilidades a la vez.
Aprender a decir que no: Es importante no sentir un compromiso por satisfacer a los demás, hasta el punto de aceptar cualquier petición.
Hacer ejercicio con regularidad: El ejercicio es una excelente manera de liberar el estrés.
Practicar técnicas de relajación: La meditación, el yoga y el tai chi pueden ayudar a reducir la ansiedad y el estrés.
Cambios en el estilo de vida: Dormir lo suficiente, comer una dieta saludable y beber mucha agua.
Ahora bien, cuando se busca tratar los brotes de acné, los tratamientos tópicos son la solución perfecta. Estos ayudan a reducir la inflamación y la producción de sebo, que son dos factores que contribuyen al acné. Los tratamientos tópicos comunes incluyen el ácido salicílico, el peróxido de benzoilo y los retinoides.
Sin lugar a dudas, los granos por estrés pueden convertirse en un grave problema. Lo más importante es recordar que todo tiene solución de la mano de profesionales. Pero, en este caso no solo basta con el apoyo de dermatólogos, sino también de especialistas de la salud mental, que ayuden a controlar los episodios de angustia excesiva.