Perder peso puede ser un dolor de cabeza para cualquiera cuando se produce de manera involuntaria. Al ser una situación que no se puede controlar, incluso puede considerarse peligroso para la salud.
Una de las causas más comunes para la pérdida de peso en la actualidad, tiene que ver con el estrés. Generalmente suele ser moderada, llegando a reducir entre 0,5 a 1 kg por semana. Sin embargo, en casos extremos, el estrés puede provocar una pérdida de peso mucho más rápida y significativa.
De cualquier modo, como no es el resultado de un esfuerzo consciente por perder peso, sino de una respuesta fisiológica al estrés, se considera muy incómodo. Además, puede ser un signo de un problema subyacente que debe ser diagnosticado.
Muchas veces, la pérdida de peso por estrés suele estar acompañada de otros síntomas negativos, como la fatiga, la irritabilidad y la dificultad para concentrarse. Es ahí cuando resulta indispensable prestar mucha atención a los síntomas que acompañan la pérdida de peso, y así actuar para solucionarlo.
Lo cierto es que, perder peso por estrés es algo a lo que se le debe prestar atención. No permitas que se convierta en un problema mucho más grave.
Pocas personas saben que el estrés puede ser el causante de una gran variedad de cambios físicos, incluyendo el aumento o la pérdida de peso.
Y es que, cuando una persona se encuentra estresada, su cuerpo se dedica a liberar hormonas como el cortisol y la adrenalina. Ambas hormonas terminan por aumentar el metabolismo, logrando que se quemen muchísimas más calorías.
Además, el estrés puede llegar a suprimir considerablemente el apetito de las personas, lo que consigue que coman mucho menos durante el día. Como resultado, es posible notar una disminución en el peso promedio de los involucrados, en tan solo unas semanas.
También es probable que el estrés provoque cambios en el estilo de vida de las personas, como ejercitarse más, para impulsar su propia relajación. Pero, así como puede ser efectivo este método para calmarse, también lo es para perder peso.
Otra de las consideraciones está relacionada con las horas de sueño. Quienes se encuentran estresados, frecuentemente prefieren pasar largas horas durmiendo para poder calmarse. Esto hace que pierdan peso, pues el metabolismo sigue funcionando aceleradamente, y pasan muchas horas sin consumir alguna caloría.
Aunque en primera instancia perder peso puede considerarse algo satisfactorio, es muy difícil considerarlo saludable cuando su causa principal es el estrés. En general, la pérdida de peso por estrés es involuntaria y puede ser un signo de un problema de salud subyacente.
En algunos casos, perder peso por estrés puede provocar otros problemas de salud, como lo es la debilidad muscular, la pérdida de cabello, acné, fatiga, insomnio, depresión y hasta problemas de fertilidad.
Se puede decir entonces que, mientras perder peso sea un resultado del estrés, se puede convertir en un gran inconveniente de salud. En estos casos, lo mejor es hablar con un médico para ser diagnosticado y comenzar un tratamiento eficaz. Además, un profesional será capaz de descartar otras condiciones médicas que puedan afectar a los pacientes.
Si el estrés se está convirtiendo en un problema muy grande, hasta el punto de ocasionar la pérdida de peso, es importante buscar alternativas para lidiar con ello. De esta forma, lo más recomendable es intentar:
- Buscar ayuda psicológica para reducir la cantidad de estrés que se experimenta.
- Identificar y abordar los factores que están provocando el estrés.
- Establecer una rutina saludable que ayude a manejar el estrés, como el ejercicio o meditación.
- Comenzar una dieta saludable y equilibrada, con suficiente proteína, fibra, frutas y verduras para mantener en buenos niveles las hormonas.
- Dormir lo suficiente por las noches y si es necesario tomar siestas por la tarde.
Si estás perdiendo peso sin querer, es importante que consultes con un médico para descartar cualquier problema de salud física. Y cuando determines que el estrés es la causa principal para tu pérdida de peso, comienza a tomar las medidas adecuadas. No dejes que las preocupaciones te consuman y habla con un especialista de la salud mental.