De acuerdo a una investigación llevada a cabo por la Universidad de Massachusetts, el sesenta por ciento de los adultos mienten al menos una vez en una conversación que no dura más de diez minutos. Sin embargo, cuando la mentira se convierte en nuestro estilo de vida, estamos antela mitomanía, que es la condición de una persona que miente mucho. ¿Por qué se produce esta condición? ¿Cuáles son sus consecuencias? ¿Cómo se soluciona? Te responderemos todas estas preguntas a continuación.
La principal diferencia entre alguien que miente de forma esporádica y un mitómano, es decir, una persona que miente mucho, es que el mentiroso convencional persigue un determinado fin con sus mentiras, el cual puede ser desde ocultarle a una persona que desea conquistar que es casado, hasta conseguir un trabajo, para lo cual mentirá en su experiencia laboral, en su formación o en su edad. En cambio, el mitómano no persigue propósito alguno, sino que para él la mentira es un hábito.
En las ocasiones en las cuales es descubierto en su mentira, algo que suele ocurrir debido a lo disparatadas que pueden ser sus historias, el mitómano no admitirá su mentira, sino que intentará cubrirla con otras mentiras, tan o más disparatadas que la primera.
Los expertos en el funcionamiento de la química cerebral, aún se encuentran investigando las razones que llevan a una persona a convertirse en mitómana, y hasta el momento se elaboran dos teorías que explicarían las razones detrás de una persona que miente mucho.
La primera de ellas nos lleva a la adrenalina y al efecto placentero que produce en ciertos organismos recibir una descarga de este neurotransmisor. Lo que explica esta teoría, es que a los mitómanos les resulta altamente gratificante experimentar la corriente de adrenalina que se les produce luego de cada mentira.
La segunda teoría versa acerca de la amígdala cerebral, la cual reacciona de manera drástica ante los comportamientos inadecuados. Aparentemente, la persona que miente mucho podría tener una amígdala menos sensible, lo que haría que no se le produjera ninguna incomodidad después de pronunciar una mentira.
Por otra parte, las causas que impulsan la mentira en el mitómano son:
· Insatisfacción con su vida
· Creación de una nueva realidad a través de la mentira
· Necesidad de llamar la atención
· Alta demanda de afecto y de aprobación
· Necesidad de sobresalir
La persona que miente mucho, tarde o temprano deberá enfrentar una serie de consecuencias bastante desagradables, incluso aunque su amígdala sea efectivamente más resistente al comportamiento inapropiado y antiético.
En primer lugar, lo que sucederá es que obtendrá exactamente el efecto contrario al que busca, ya que nadie sentirá más cariño o admiración por alguien que miente sin piedad y sin medir las consecuencias.
Por otra parte, las mentiras constantes conllevan a la creación de una atmósfera de desconfianza en torno al mitómano. En consecuencia, la persona irá perdiendo a su círculo social hasta finalmente quedarse sola.
En los casos más dramáticos, es incluso posible llegar a perder el empleo por causa de la mitomanía.
La mitomanía es una adicción y, como tal, se puede superar con el tratamiento adecuado. En Argentina, encontrarás las siguientes terapias para corregir a la persona que miente mucho:
Esta terapia cala profundo en los pensamientos del mitómano, para ayudarlo a cambiar la errónea percepción que tiene de sí mismo. A su vez, trabaja de forma conjunta con la persona para guiarla hacia el descubrimiento de sus fortalezas. Una vez se hayan potenciado estas últimas y la autoestima del paciente se haya fortalecido, entones el terapeuta lo ayudará a comprender que no es necesario que mienta para mostrar lo que no es.
Estas terapias cumplen con dos objetivos. Por un lado, abren un espacio para que el mitómano pueda hablar libremente acerca de sus deseos, expectativas y miedos. Por otro lado, aceitan el engranaje de las habilidades sociales, lo cual resulta indispensable para que la persona que miente mucho pueda generar nuevos vínculos de forma simultánea al tratamiento que se encuentra realizado. De esta forma, su autoestima y confianza en sí mismo llegarán a los niveles deseables para establecer nuevos vínculos sin temor a perderlos o a fallarles.
La persona que miente mucho se verá enfrentada a un sinfín de problemas en su vida, puesto que la mentira compulsiva no solo conduce a la pérdida de los vínculos afectivos y sociales, sino que también puede traer aparejado algún problema de índole legal. En resumen, la mitomanía solo nos conduce a lugares oscuros, a pérdidas y a un enjambre de problemas. Trátala con nuestros psicólogos especializados en mentiras compulsivas, y empieza a vincularte con las personas de manera saludable.