El trastorno por déficit de atención e hiperactividad o TDAH, puede ser difícil de detectar y muy fácil de malinterpretar. Por este motivo, para diagnostica el TDAH es necesario un abordaje multidisciplinar, es decir, que intervengan diferentes profesionales durante el proceso de diagnóstico y tratamiento.
Cuando se quiere saber si una persona sufre de TDAH, es necesario una primera intervención para evaluar y detectar síntomas y dificultades. Además, es recomendable evaluar a fondo el perfil cognitivo de cada paciente, por lo que es recomendable una exploración neuropsicológica con un especialista.
En la mayoría de los casos se requieren pruebas neuropsicológicas, ya que estas pueden ayudar a estudiar el rendimiento en un amplio margen de tareas, y facilitar información sobre las esferas de la cognición del individuo.
Para el diagnóstico de TDAH en niños puede ser necesaria además, una evaluación psicopatológica. Por lo que se suele estudiar a las familias y las escuelas para recabar información clínica relevante, que logra ser de utilidad para el diagnóstico y su tratamiento.
Como hemos comentado anteriormente, determinar si un paciente infantil padece o no TDAH puede resultar una tarea compleja. Esto debido a que los síntomas del TDAH pueden confundirse con comportamientos propios de la niñez, tales como la distracción, intranquilidad, desorganización e impulsividad.
En todo caso, un profesional diagnosticará el TDAH si se dan los comportamientos asociados al trastorno con más frecuencia de lo habitual en otros niños. Ahora bien, si se trata de un adulto, es más fácil relacionar los sínntomas con este trastorno.
Dado que los síntomas del TDAH se pueden confundir con el de otros problemas como ansiedad, depresión o trauma; el profesional debe descartar cuidadosamente otras posibles razones del comportamiento antes de elaborar un diagnóstico.
El TDAH puede ser diagnosticado por cualquier médico o profesional de la salud mental, incluyendo:
- Psiquiatras.
- Psicólogos clínicos.
- Psicólogos escolares.
- Pediatras.
- Trabajadores sociales.
Sin embargo, es preferible que se consulte a psiquiatras y psicólogos clínicos para tener un diagnóstico más certero. Ya que aunque una gran mayoría de diagnósticos de TDAH son hechos por pediatras, muchos no tienen capacitación avanzada en trastornos psiquiátricos.
El diagnóstico de TDAH requiere de un tiempo de estudio minucioso para cada caso. Pues, siempre existe el riesgo de un diagnóstico equivocado y de dar a un niño una medicación para el TDAH que no necesita.
No existe ningún análisis de laboratorio que permita determinar a ciencia cierta si un niño tiene TDAH. Por lo tanto, el profesional que diagnostica el TDAH se basa en la información cualitativa que recolecta acerca del comportamiento del niño. Esta es la principal razón por la cual se debe acudir a especialistas que tengan altos conocimientos en Psicoanálisis y Psicología Cognitiva-Conductual.
La información se recaba esencialmente de:
- Informes o testimonios de los padres y otros adultos que se relacionen con el niño.
- Escala de valoración para medir la frecuencia de los síntomas del niño durante un periodo de tiempo, según observación de sus cuidadores (padres, niñeras, maestros) y el especialista.
- Prueba de rendimiento continuo, que evalúa su capacidad para completar una tarea repetitiva durante un periodo de tiempo.
No existe una edad exacta para recibir este diagnóstico, aunque los padres se den cuenta de que un niño es inusualmente activo en los primeros años de su vida. Sin embargo, es difícil distinguir el TDAH antes de los cuatro años por la amplia gama de comportamientos que se consideran normales antes de esa edad.
El TDAH suele ser diagnosticado cuando los niños están en la escuela primaria y emprenden tareas que requieren suficiente concentración. Se debe tomar en cuenta además, que algunos niños más jóvenes que la mayoría de sus compañeros son diagnosticados con TDAH, cuando en realidad son menos maduros que el resto.
En la edad adulta también es posible diagnosticarlo, pues existen conductas que no son propias de la edad como la mala gestión de las emociones, incapacidad para concentrarse y terminar una tarea, relacionarse con compañeros, etc.
Es por este motivo que se requiere la intervención de un profesional en salud mental para recibir un diagnóstico acertado y acorde a cada caso.
Para un correcto diagnóstico, se requiere tiempo y esfuerzo en observar, analizar y tratar los comportamientos propios de este trastorno. Para ello es fundamental consultar a profesionales bien experimentados en el área.